STAFF Monterrey
El 27 de agosto de 1984, Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti editaban el primer disco de Soda Stereo y la escena del rock de América Latina ya no iba a ser la misma.
En Soda Stereo, el álbum, amado y odiado por el público, la prensa y los propios músicos según el momento, asomaba parte de lo que iba a ser su carrera.
Se veía el empuje y la obstinación por ser cada día mejores, la facilidad de hacer canciones bailables y pegadizas, el cuidado y desarrollo de la estética.
Y supieron darse cuenta a tiempo lo que no querían ser y en el desmalezaje quedaron la referencia ska, la ironía demasiado irónica, el descuido por la lírica y el mensaje. Pero más allá de cualquier consideración subjetiva, allí registraron algunos de los himnos que los acompañaron durante toda su carrera.
Habían pasado poco más de dos años de su fundación y apenas uno de su estreno formal en la discoteca Airport.
En el medio, meses frenéticos de actuaciones en vivo: al circuito de pubs, clásico de la transición democrática, como el Zero y el Einstein, le sumaron una participación casi estable en el Marabú en el bajo porteño. En uno de ellos los vio Horacio Martínez —que traía la chapa de haber descubierto, entre otros, a Los Gatos y a Tanguito— y les propuso entrar en su agencia con la promesa de editar su primer disco con la compañía CBS.