TULSA, Oklahoma

El chisme, que a menudo se descarta como una fuerza disruptiva en el lugar de trabajo, está adquiriendo una sorprendente revalorización en el entorno laboral. Los expertos de Hogan Assessments, líder mundial en evaluaciones de la personalidad en el lugar de trabajo y consultoría de liderazgo, notaron este sorprendente descubrimiento al analizar los chismes a profundidad para identificar tres poderosos impactos positivos que el chisme puede tener en los entornos organizacionales.

Virtud #1 – El chisme como fuente confiable de información en el lugar de trabajo.

En tiempos de crisis o cambios estructurales, el flujo de información dentro de las organizaciones puede verse restringido, dejando a menudo a los empleados en la ignorancia. Por consiguiente, el chisme surge como una solución orgánica a este cuello de botella en la comunicación. “Cuando los canales formales fallan, el chisme se convierte en la clave para compartir información”, afirmó Allison Howell, vicepresidenta de Innovación de Mercado de Hogan. “En lugar de considerar el chisme como algo intrínsecamente negativo, las organizaciones pueden reconocer su papel en la reducción de la incertidumbre y en ayudar a los empleados a afrontar el cambio”. El chisme puede tener un impacto positivo en los equipos, aliviando la ansiedad y fomentando la adaptabilidad, a la vez que garantiza que los empleados se mantengan informados, incluso en tiempos turbulentos.

Virtud #2 – Un aliado secreto para líderes que toman la iniciativa.

Para los gerentes proactivos, estar al tanto de los chismes en el trabajo puede ser una herramienta invaluable. Los chismes a menudo sirven como un sistema de alerta temprana, señalando posibles desafíos o conflictos antes de que se intensifiquen. “Los chismes no son solo charlas ociosas; reflejan el pulso del lugar de trabajo”, señaló Howell. “Los gerentes que interactúan con esta información pueden fortalecer los vínculos del equipo, reforzar los valores organizacionales y crear una cultura de apertura y confianza”. Además, el chisme puede promover la conectividad social y emocional dentro de los equipos, fomentando una red de apoyo independiente. Si se maneja con cuidado, incluso puede ayudar a los departamentos a autorregularse. “Sin embargo, se anima a los gerentes a supervisar el chisme para prevenir comportamientos problemáticos e intervenir cuando sea necesario”, afirmó Howell.

Virtud #3 – Una herramienta de diagnóstico para el liderazgo.

El chisme puede servir como una poderosa herramienta de diagnóstico para los líderes, ya que ofrece información sobre los desafíos organizacionales más profundos. El chisme negativo puede indicar conflictos sin resolver o problemas culturales más amplios que requieren atención o que se han desatendido y se han agravado. “En lugar de demonizar el chisme, los líderes deberían tratarlo como un síntoma de problemas subyacentes”, afirmó Howell. “Cuando el liderazgo se centra en resolver los conflictos intergrupales y mejorar la comunicación, el entorno laboral se fortalece y se vuelve más cohesionado”. Los intentos de suprimir el chisme negativo mediante medidas punitivas, como las evaluaciones de desempeño, no solo son ineficaces, sino que también pueden ser contraproducentes con facilidad y rapidez, creando un entorno aún más tóxico. Fomentar el diálogo abierto y abordar las causas fundamentales es un enfoque mucho más constructivo.

“Las organizaciones que estén dispuestas a reconocer las virtudes del chisme pueden transformar este comportamiento, muchas veces mal visto, en un aliado poderoso. Al aprovechar el chisme como un canal de información, un mecanismo de refuerzo cultural y una herramienta de diagnóstico, las empresas pueden fomentar la transparencia, la empatía y una cultura de alto rendimiento”, concluyó Howell.

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